
Al observar que la lluvia caía y no había la más mínima esperanza que dejara de hacerlo, fui a mi nevera y me encontré con una hermosa botella de la cerveza belga St. Sebastiaan Dark. Inmediatamente, la aclimaté y procedí a disfrutarla.
Lamentablemente, no se cuenta con información sobre su historia en la página de la
Cervecería Sterkens y sobre que motivos llevaron a elaborarla y presentarla en envase de cerámica.
La St. Sebastiaan Dark se consigue en botella de cerámica con contenido de 500 mL, sin embargo, parece que la importan de manera intermitente, y si algún día está, al otro día puede que no y durante muchas semanas. Cuando adquirí esta cerveza en febrero, me costó $23.000, sin embargo, hoy me di cuenta que la inversión valió mucho la pena.
ALCOHOL: 6,9 %.
ESPUMA: Beige oscuro, gruesa, larga duración, densa, sabor afrutado y astringente.
COLOR: Negro con tintes escarlantas a contraluz.
AROMA: Intenso, vinoso, caramelo, cítrico, floral, un poco a madera.
SABOR: Dulce, amargor leve a moderado, caramelo, vinoso, toques a vainilla, frutos rojos. Baja gasificación.
CUERPO: Moderado.
REGUSTO: Suave, vinoso, baja astringencia, de buena duración.
APRECIACIONES PERSONALES: Grandiosa cerveza. La cremosa espuma posee mucho sabor y sus aromas intensos miman al olfato. Su sabor complejo pero suave es bastante apropiado para disfrutar de manera tranquila; ya durante el consumo, me di cuenta que esta bebida es muy apropiada para después de un generoso almuerzo o cena.
Debido a su suavidad y riqueza de aromas y sabores, es una cerveza apropiada para aquellas personas que comienzan a probar sabores novedosos, sin temor a sufrir un fuerte impacto.