martes, 7 de febrero de 2012

Una prueba nutricional inaudita

Durante diciembre y parte de enero, aproveché esos días para comer de forma copiosa (cosa que todo el mundo hace), y ya finalizadas las fiestas, me puse a meditar un poco sobre lo que podía hacer para recuperar la contextura física que tenía anteriormente.
Siempre he considerado, por lo que he leído, investigado y consultado, que el consumo moderado de la cerveza no incide en el aumento de la masa corporal, y bueno, teniendo muy presentes estas premisas, me dije "hagamos un programa alimenticio que incluya una botella de cerveza diaria, en horas de la noche".
Pues bien, desde hace un poco más de dos semanas me puse en esa misión y placer, sin embargo, sabemos que la cerveza despierta el apetito, por lo que para disminuir este efecto y empezar a entrenar mi mente para que esa sensación pase de largo (sobretodo en esas horas que el cuerpo comienza a sentir hambre), decidí acompañar la cerveza con dos frutas (la he hecho con mandarinas y manzanas).
He de decirles, con suma gratificación, que esa prueba nutricional me ha aprovechado bastante, ya que por ella me he sentido bastante ligero, siento que mucha ropa me queda más holgada y una sensación de bienestar se genera en horas de la noche, y lo más importante, el entrenamiento mental ha sido bastante interesante, ya que tengo más control ante las ganas de comer.
Eso si, durante el desayuno y el almuerzo si me doy la libertad de comer muchas variedades de alimentos (eso si, nada de comida chatarra).
Definitivamente, cada vez adoro más esta sublime y ancestral bebida.

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